El pasado 24 de enero se celebró por tercer año el Día Internacional de la Educación, siendo el tema de esta edición “Recuperar y revitalizar la educación para la generación COVID-19”. Esta fecha fue proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de concientizar sobre la importancia de la educación para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concretamente el objetivo número cuatro que establece una educación de calidad.
Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
La educación aumenta la productividad de las personas y como consecuencia, el potencial de crecimiento económico. Hace que las personas trabajen en lo que les guste y en lo que son buenos, e influye directamente en la felicidad de las personas porque una persona realizada es una persona feliz.
En la actualidad, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados y 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni tienen conocimientos básicos de matemáticas.
Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 que ha afectado al mundo entero, la educación se ha visto sumamente mermada, ya que millones de niños no han podido ir a la escuela y aunque se han hecho verdaderos esfuerzos, en muchos países ha sido imposible una educación de calidad a distancia.
El cierre de escuelas, universidades y otros centros de enseñanza ha afectado a unos mil 600 millones de estudiantes en más de 190 países, agudizando los retrasos y brechas en la formación que ya se vivían en un gran número de países.
Ante este escenario, se habla ya del riesgo de una generación perdida a causa de los impactos en la educación del Covid-19 y es preciso actuar ya para evitarlo. Si bien los gobiernos deben jugar un papel central en este sentido, como sociedad debemos aportar todo cuanto podamos para contribuir a evitar una tragedia con repercusiones sumamente dolorosas en la vida de millones de personas. Es inaplazable no solo por los niños y jóvenes, que merecen la posibilidad de cumplir sus sueños y forjarse una vida más promisoria, sino también por la mera conveniencia económica de evitar un impacto negativo de enormes dimensiones en la productividad y futuro económico de nuestros países.
En la Sección Sindical GNP reconocemos el esfuerzo y la dedicación de mamás y papás para apoyar a sus hijos en sus tareas escolares y en el aprendizaje a distancia. Es muy importante que los niños y adolescentes puedan seguir estudiando y aprendiendo desde casa, de lo contrario podría darse el caso que olviden algunas cosas que han aprendido y su aprendizaje se estanque.