El lunes 27 de junio inició la cumbre de Lisboa, en la que el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, alertó sobre una emergencia oceánica, al describir el cómo los mares han sido afectados por el cambio climático y la contaminación. Los océanos, cubren el 70% de la superficie de la Tierra y han suavizado el impacto del cambio climático sobre la misma, sin embargo, han pagado un precio altísimo, ya que absorben alrededor de una cuarta parte de la contaminación por CO2, lo que ha provocado que el agua del mar se vuelva ácida, amenazando las cadenas alimentarias acuáticas y la capacidad de los ecosistemas marinos para absorber carbono.
Además, al absorber también más del 90% del exceso de calor provocado por el calentamiento global, se han generado olas de calor marinas masivas que están acabando con los arrecifes de coral, vitales para la supervivencia de miles de especies.
Y para empeorar las cosas, hay un torrente interminable de contaminación, que incluye la cantidad de plástico de un camión de basura cada minuto, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Se calcula que los microplásticos, que ahora se encuentran en el hielo del Ártico y en los peces de las fosas más profundas del océano, matan a más de un millón de aves marinas y a más de 100.000 mamíferos marinos cada año.
Es urgente tomar medidas para mitigar las consecuencias, ya que los océanos generan el 50% del oxígeno que respiramos y proporcionan proteínas y nutrientes esenciales para miles de millones de personas cada día.
En la cumbre el Secretario General estableció 4 recomendaciones principales, sin embargo, hay mucho que debemos de hacer todos para salvarlos:
1 – Invertir en economías oceánicas sostenibles para la alimentación, energía renovable y medios de subsistencia. “La gestión sostenible de los océanos podría ayudar a que el océano produjera hasta seis veces más alimentos y generara 40 veces más energía renovable que en la actualidad”.
2 – Replicar el éxito de los océanos. “El océano debe convertirse en un modelo de cómo podemos gestionar los bienes comunes globales para el bien de todos; y esto significa prevenir y reducir la contaminación marina de todo tipo, tanto de fuentes terrestres como marinas”, y para lograrlo, se deben “incrementar las medidas eficaces de conservación por zonas y la gestión integrada de las zonas costeras”.
3 – Proteger a las personas. Guterres instó, además, a una “mayor protección de los océanos y de las personas cuyas vidas y medios de subsistencia dependen de ellos, abordando el cambio climático e invirtiendo en infraestructuras costeras resistentes al clima”. “El sector del transporte marítimo debería comprometerse a no producir emisiones netas para 2050, y presentar planes creíbles para cumplir estos compromisos. También deberíamos invertir más en la restauración y conservación de los ecosistemas costeros, como los manglares, los humedales y los arrecifes de coral”.
Incluso, invitó a los Estados miembros a ser “parte de la iniciativa lanzada recientemente para alcanzar el objetivo de una cobertura total del sistema de alerta temprana en los próximos cinco años, ya que esto ayudaría a llegar a las comunidades costeras y a aquellos cuyos medios de subsistencia dependen de las medidas de protección de alerta temprana en el mar”.
4 – Más ciencia e innovación. Para finalizar, Guterres subrayó la “necesidad de más ciencia e innovación” que nos permita alcanzar un “nuevo capítulo de la acción mundial sobre los océanos”. Invitó a todos a unirse al objetivo de cartografiar el 80% de los fondos marinos para 2030. Animó al sector privado a unirse a las asociaciones que apoyan la investigación y la gestión sostenible de los océanos. E instó a los gobiernos a ser más ambiciosos de cara a la recuperación de la salud de los océanos.