La importancia de la resiliencia

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La resiliencia se define como la capacidad de asumir con cierta flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas. Es la forma de pensar o actuar que se transforma en una buena respuesta frente a las adversidades cotidianas.

Hacer uso de la resiliencia para sobreponerse a circunstancias adversas es una forma de conseguir crecimiento personal y desarrollar el potencial interior que tenemos los humanos, no es una cualidad innata, esta se puede desarrollar y/o trabajar para mantenerla e incrementarla. 

Aquí te damos algunos tips para lograrlo:

  1. Reducir el estrés: el estrés es el enemigo número uno de la resiliencia. Si existe una batalla entre el estrés y la resiliencia, simplemente gana el que tenga mayor intensidad en ese momento. Por este motivo, es importante identificar cuáles son las causas de ese estrés y ser capaces de reducirlo. Si consigues reducirlo, por muy poco que sea, tu resiliencia aumentará. 
  2. Adaptación: la adaptación es una cualidad muy importante que, al igual que la resiliencia, puede ser aprendida y cultivada. Puedes trabajarla y desarrollarla realizando pequeños cambios en situaciones cotidianas. De esta manera, cuando llegue una circunstancia inesperada, ya estarás habituado con el proceso de adaptación.
  3. Aprende a cambiar tu punto de vista. si queremos resolver nuestros percances de la misma manera que siempre, poco éxito tendremos. Por lo tanto, si conseguimos detectar o cambiar la manera en la que generamos esas adversidades, el resultado también cambiará.
  4. Cultiva emociones positivas. Poner el foco en nuestras experiencias a través de emociones positivas ofrece una gran cantidad de beneficios en nuestra conducta. Establecer una manera de actuar mediante la cual se incluyan emociones como la serenidad o la gratitud, es una de las maneras más efectivas de incrementar la resiliencia. 
  5. Mantén una relación de apoyo. Tener a personas cerca en las que podamos confiar se trata de un factor externo que influye directamente en nuestra resiliencia. Esto nos genera un sentimiento de seguridad y comodidad. Los factores externos pueden manejarse mucho mejor si se cuenta con el apoyo de personas que pueden ayudarnos a potenciar nuestras habilidades para afrontar esas situaciones de estrés.